Elogio a una vida natural, humana y coherente (2)

Después de la buena acogida de la primera parte, ahí va la segunda y última de este Elogio.

Escogí estos dos textos como ejemplo no tanto de cómo de diferente vivimos y hemos vivido, sino más por lo que, en el fondo, creo que somos y sería genial vivir, en compatibilidad y equilibrio con la naturaleza.

¿Utopía? Quizás. Quien me conozca y sepa cómo vivo no le resultará tan imposible que se pueda tener una vida más sencilla y más humana, que puede ser, relativamente compatible, con nuestra sociedad.

No es un esfuerzo.  Soy así, y actúo en consecuencia a ello. De mi gran vivencia y de los dos textos que os he presentado, suscribo y me quedo con:

  • esa gran vocación de compartir todo con todos (para quien le suene, el Don);
  • movilidad aplicada al extremo (en todos los sentidos: movimiento individual y movilidad territorial);
  • socialización a todos los niveles;
  • salud emocional plena (eso no significa que siempre sea/sean felices. La tristeza es una emoción más);
  • el juego como elemento básico;
  • crianza «humana» y «natural»;
  • nulo apego a las cosas materiales;
  • consciencia de consumo.

 

Aviso: El final es un poco catastrofista. Y así es. Los estamos arrinconando y no tardarán en menguar hasta desaparecer. No me gusta demasiado el toque patriotista que les atribuyen a los Hadzabe, a los que, a nivel práctico, les importa poco si están en Tanzania, en el Congo o en Kenya. Están en su tierra, en el lago Eyasi. Lo que quieren es vivir en paz, como han hecho durante miles de años. Se debería respetar su vida y su tierra, sin intentar involucrarlos en el juego del turismo de safaris y zoo humano. Ay, esto sí que es una Utopía…

Traducido y extraído de: PETERSON, D; BAALOW, R.; COX, J. Hadzabe, By the light of a Million Fires

Si un hombre no ha vuelto al mediodía, no hay que preocuparse, hay que alegrarse. Puede que haya sido guiado por el honeyguide o aún mejor, quizás está siguiendo el rastro de un animal grande y le haya dado caza con su punta envenenada. Si se cumple lo segundo, habrá suficiente carne para deleitarse hasta que nuestro estómago esté distendido y el último trocito de grasa y de tendón se despegue del hueso. Los huesos serán abiertos para obtener su delicioso tuétano. Nada será desperdiciado, y hasta las hienas que merodeen por aquí se irán con el rabo entre las piernas, a ulular su chasco a las estrellas.

Como conocemos con certeza que cada día nos provee de comida, no tenemos necesidad de almacenar, y compartimos todo con todos. Pero para asegurarnos de que tenemos suficiente para mañana, vivimos una vida nómada que permite a la tierra recuperarse cuando nos vamos. Cuando volvemos, encontramos la tierra sana y plena de nuevo.

Como no usamos cepos ni trampas y cazamos sólo con las flechas y arcos que nosotros mismos nos hacemos, no tenemos un gran impacto sobre la población salvaje. No cortamos árboles para construir casas o cercados para el ganado o el almacenamiento de la cosecha. Como el resto del mundo, dependemos de los árboles, pero no los destruimos.

Bebemos directamente del manantial y volvemos a por más cuando tenemos sed. Explotar los manantiales para el cultivo o para el ganado merma la disponibilidad de agua, imposibilitando que los animales salvajes beban. Si ellos no encuentran agua, se verán forzados a moverse, ¿y dónde nos deja esto a los Hadzabe? Nuestras casas son temporales, son refugios construidos con hierba seca sobre una estructura de ramas entrelazadas, como un nido de pájaro pero en el suelo. […]

Vivimos en armonía con nuestro medio porque vivimos y dependemos directamente de la tierra. Nosotros la cuidamos, y ella nos cuida. Hemos vivido en la región del Lago Eyasi durante miles de años y no hemos dejado marca. Esto, irónicamente, parece ser causa de nuestro problema presente. Otras tribus que han pasado y pasan por aquí y creen que esta tierra está deshabitada se han ido estableciendo. No tendríamos problemas con esto si nuestra tierra siguiese siendo plena y nos pudiera abastecer a todos. Pero pronto nos hemos dado cuenta del daño causado en el medio ambiente por la agricultura, ganadería, la tala de árboles para cercados del ganado y casas, el hacer carbón como combustible, el sobrepastoreo de grandes rebaños y por cavar en la tierra en busca de pozos de agua que hacen que los manantiales profundicen más y más.

Finalmente, cuando nosotros nos hemos decidido a quejarnos y reclamar nuestra tierra, nuestras súplicas han sido y son ignoradas. Nosotros somos discriminado porque somos cazadores-recolectores. Gente que no entiende nuestra economía y cultura nos trata como si fuéramos retrasados o primitivos. Porque hemos mantenido nuestro ambiente en su estado natural, ellos consideran nuestra tierra como vacía y sin usar, y nuestros derechos básicos son denegados.

En las últimas décadas hemos perdido más de tres cuartos de nuestra tierra y se han realizado prácticas que la han ido destruyendo. Al contrario de lo que se pueda pensar, los Hadzabe no estamos en contra del desarrollo. Nosotros nos oponemos al uso insostenible de la tierra. Creemos que en desarrollo a la vez que mantenemos nuestra herencia cultural y nuestros profundos conocimientos del ambiente para un buen y sostenible uso. Nuestra primera prioridad es, pues, obtener nuestra legitimidad sobre la tierra que nos ha ayudado durante miles de años y preservarla intacta para las generaciones venideras.

En cuanto perdamos nuestra tierra y las plantas y animales de los que dependemos, perderemos el único sustento que nos permitiría desarrollarnos al lado de nuestros vecinos tanzanos. La continua pérdida de nuestro medio natural nos dejará sin casa y su destrucción no beneficiará a nuestros vecinos, ni ahora ni en el futuro. Habrán perdido una cultura rica en conocimiento acumulado desde milenios que complementa las vidas de nuestros hijos y los suyos.

3 comentarios

  1. Así es. Todo esta entrelazado. NADAse escapa a la naturaleza porque todo viene de ella y lo mejor es que nadie ni nada está ni estará jamás por encima de ella. Cada vez me gusta más el blog, de verdad. GRACIAS ENORMES.

  2. Estupenda reflexión. La verdad, nos empeñamos en cargarnos la madre naturaleza y destruir a los pueblos que conviven en ella y con ella, en vez de tomar ejemplo de los mismos. Sabia es la naturaleza ¿impondrá sus normas? Sigue con este buen trabajo.

  3. En la misma línea tenéis esta tira ¨cómica¨ (y bien entre comillas) http://1.bp.blogspot.com/-E7SeMBLAQD4/Tf2fUWvICPI/AAAAAAAAAIs/kjMuWdrMO0U/s1600/Madre_Gaia.png

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