«El lugar» donde todo acabó y empezó. Imagen cortesía de Cande: http://www.nevasport.com/phorum/read.php?10,1100040,1100040,quote=1
Hoy va de exorcizar y neutralizar emociones. Lo que leeréis a continuación ha sido el gran tema de mi vida durante estos últimos años. Es una historia un poco «triste», pero en realidad, experimentar todo lo vivido, no ha resultado tan traumático como podría verse desde fuera. Todo lo que me ha pasado ha modulado mi vida, y aunque el desenlace no ha sido el más feliz, ha sido un camino que ha valido muchísimo la pena recorrer. La vida es eso, vida, y también muerte, dolor y tantas otras cosas.
Y bien, ahí va.
Alguna vez os he hablado de él. Protagonizó el artículo «Renaciendo con el Método Natural«, y creo que ya va siendo hora que os lo presente como es debido. Ha sido el principal motivo por el cual me interesé más seriamente por el Método Natural y en formarme en general para poder ayudar, primero a él, y después a quien lo requiriese.
Corría el año 2007, cuando durante un stage de pretemporada en las Dolomitas coincidimos con el equipo suizo de deportes de montaña en el Refugio Alimonta. Allí lo conocí… y desde aquel entonces que no nos separamos en mucho tiempo.
Estuvimos unos años deambulando entre Cataluña y Suiza mientras terminábamos las carreras, en un principio medio presencial y al final medio a distancia, para poder vivir nuestro gran periplo por los Alpes suizos y franceses. Viajábamos en una Van y no solíamos pasar más de 2 semanas en cada sitio. A temporadas también íbamos a su pueblo natal, cerca de Maienfeld (el pueblo de Heidi), y pasábamos unas semanas con sus padres en la casa del valle cuidando de las vacas y haciendo de auténticos granjeros alpinos.
Vivíamos para movernos en la montaña. No necesitábamos nada más. Y gracias a sus patrocinadores teníamos para medio comer y pagar la gasolina. El equipamiento, evidentemente ni pagábamos. En otoño-invierno esquiábamos y hacíamos alpinismo, y cuando la nieve se fundía, aprovechábamos para correr. Entrenábamos casi siempre juntos, a nivel competitivo. Siempre salían chispas, pues yo no entendía la necesidad de competir que tenía, y él no entendía que a mí lo que me gusta es jugar.
Preparando la UTMB de agosto, queríamos hacer, esta vez corriendo lo que pudiéramos y en plan muy minimalista, una ruta típica, la Chamonix-Zermatt (llamada la Haute Route), a modo de simulacro. Salimos con muchísima nieve y hielo para la época que era, y no sé por qué, yo no las tenía todas. Todo empezó genial, y realmente lo pasamos pipa.
Empezamos a bajar al refugio de Schönbiel, pasando por el glaciar, ya no quedaba nada para terminar en Zermatt… Nosotros que no éramos de fotos, quisimos hacer una porque estaba amaneciendo y era un momento único (como todos, pero vaya). Puse el disparo automático, le di y al ir a encontrarme con él para posar en la foto, resbalé y caí en una gran sima cubierta de nieve helada, casi como 2 metros dándome en todas partes. Él al intentarme sacar (íbamos encadenados con cuerdas de progresión el uno al otro), cayó aún más abajo con la mala suerte que quedó inconsciente tras un golpe en la espalda. Perdí la consciencia por los golpes de la segunda caída y ya lo siguiente que recuerdo vagamente es despertar en un helicóptero y después en el hospital de Sion. Me rompí unas cuantas costillas, y me magullé un poco. Pero el que se llevó la peor parte fue él. A partir de aquí más o menos podéis enlazar con lo que os expliqué: él quedó con Daño Cerebral Adquirido después de un coma de 6 meses.
Algo así fue por donde caí, pero tapado por hielo y con rocas en su interior. Evidentemente perdí la cámara que llevábamos, así que no tengo la fatídica foto. Imagen extraída de: http://www.nevasport.com/phorum/read.php?10,1100040,1100040,quote=1
Todo se truncó, o casi todo. Hasta me cuesta describirlo ahora.
Desde entonces que me prometí seguir en la montaña tanto como pudiera, y me obsesioné con eso. Mi salud se resintió, y mucho. Y sobre todo, me obsesioné con ayudarlo, con intentar hacer todo lo que estuviera en mis manos, primero para que saliera del coma, y una vez despierto, para que pudiera, como mínimo, levantarse y andar. Y no os imagináis lo crucial que fue en mi desarrollo vital el haber tenido el placer de ayudarle, de verle mejorar día tras día, de haber hecho de su vida, y la mía, una vida plena, colmada de amor y de cariño. Nuestros procesos fueron paralelos a lo largo de estos años desde su despertar del coma. Renací junto a él, y sigo haciéndole aunque él muriera este verano pasado (2014). Pese a todo, no lo cambio por nada. Ich liebe dich von ganzem Herzen.
Si quieres saber cómo le ayudó (o no) el Método Natural, la Euritmia, y una aproximación holística, aquí puedes ver su Renacimiento.
Wild Heidi 