Retiros estivales paleo o, ¿qué demonios he estado haciendo?

Lo sé. Llevo desaparecida unos meses. ¡Pero tengo perdón!

He pasado la mayor parte de los días por mi tierra natal y por la Cerdaña francesa, con antiguos clientes, amigos, haciendo travesías, explorando nuevos lugares y perdiéndome por los pirineos. También he estado superando un pequeño bache en mi salud… digamos hormonal.

Como anuncié por las redes sociales a finales de julio, organicé varios retiros a lo «paleo», a mi estilo, para julio y agosto. Básicamente los propuse como unas convivencias, con movimiento, comida, habilidades de supervivencia, y sobre todo, para compartir, aprender y desaprender.

Para 3 de los 4 grupos tenía en mente una casita como campamento base, con todas las comodidades que puede haber en una casa de pueblo autosuficiente (placas solares y agua de manantial), jardín y terreno inacabable, huerto… Había organizado un poco los días (tampoco mucho, no os flipéis, que sigo siendo yo), lo que íbamos a hacer, aunque lo que realmente íbamos a hacer y no-hacer lo dejaba, en gran parte, a cómo evolucionaran los días, lo que iban a querer los participantes y al azar. Y así fue. Los 4 grupos que he tenido han sido muy distintos entre sí, e iba a orientar cada retiro según el grupo, nivel de escrupulosidad, de «paleolización«, nivel de forma física…

Hasta aquí todo muy bonito, muy atractivo para urbanitas para deshacerse del estrés de la ciudad y pasar unos días en compañía…. Y se me fue de las manos. Si seguís leyendo, lo entenderéis… Acabó siendo como no podría haberlo imaginado. Una auténtica aventura, que superó, con creces, mis expectativas.

Grupo 1

9 chicos y 4 chicas, de Tarragona y alrededores. A algunos les había enseñado a esquiar, a los otros los conocí en el recorrido de la Cavalls del Vent y acabé siendo su guía (andaban un poco perdidos, la verdad). Entre ellos se conocieron en su recién estrenada vida rural, y no se conocían mucho entre ellos en el momento del retiro. Una, que hace de Celestina. Nivel: Empezaron por lo paleo y han terminado en una ecoaldea, sin correr ni 10km semanales y a lo zen.

Estuvimos 15 días haciendo salidas matutinas a los diferentes picos y lagos de la zona (sin desplazarnos en coche) y por la tarde-noche haciendo varios talleres por mi parte (fuego, herramientas, despedazado de animales, pigmentos, arte pseudorupestre…, orientación, progresión en aristas, fabricación de huaraches, cocinado…), y lo que para mí fue extraordinario, ellos mismos organizaron actividades de dinámica de grupo, de permacultura… Hicimos también visitas por explotaciones ganadería y agricultura ecológica, también visitamos mi pueblo y las cooperativas de consumo de la zona. Les comenté el proyecto que teníamos en en la casa en la que vivía con Mattis cerca de Mont-Louis, y ellos me hablaron de las coincidencias con su gran e interesante proyecto.

Grupo 2

3 chicos y 1 chica, de por los pueblos de Teruel. Amigos que haces no sabes cómo, en un refugio libre de hojalata de 8 metros cuadrados en el Pirineo oscense esta primavera cuando subía al Posets, y que casualmente son de la zona donde tengo mi «casa» (por cierto, un poco olvidada). Nivel: «¿Paleoqué? ¿Eso de los cromañones?» y «Yo soy más de arte moderno».

7 días iniciales, que acabaron siendo 13. Aquí empieza lo bueno. 4 chicos de pueblo, con alguna incursión a la alta montaña, pero con vidas y trabajos del todo urbanos en las mini ciudades de la comarca Gúdar-Javalambre.

Había pensado en salidas de dificultad media, de no más de 5-6h, descanso, tiempo para ellos para conocer la zona… Lo enfoqué más como un campus técnico que nada tipo retiro, haciendo especial énfasis en técnicas de progresión, orientación, comida de campaña, interpretación ambiental… y también, como me habían pedido ellos, con buenos entrenamientos que les pusieran las pilas para futuras citas en carreras de montaña.

Pues bien, hicimos todo lo que he detallado, pero para mi sorpresa, al tercer día, y después de pasar por una zona donde suelo acampar, me propusieron que por qué no hacer una travesía, de una semana, por el recorrido de la Volta a la Cerdanya Ultrafons (214km), acampando aquí y allá. Por supuestísimo que acepté. Y ya os podéis imaginar lo que siguió… Diversión asegurada.

Grupo 3

7 chicos, 5 de Suiza y 2 austríacos, los conocí a todos en una ascensión fallida al Matterhorn y, por casualidades de la vida, acabamos viviendo puerta con puerta en Chamonix al cabo de unos meses sin saberlo. Nivel: De los de: «A mí dame cereales con leche» y «Esta semana he acumulado 160 km y 8000m desnivel positivo, buf, estoy flojo…»

Bruno, Mathéo, Hugo, Adrien, Evans, Blaz y Emil. Sabía a lo que me exponía… Y efectivamente fue así. ¡Pero con muchos matices!

Les encantó la casita, la zona, el pueblo… pero lo que ellos querían era subir a todos los picos posibles, de los que miles de veces les había dicho que, si un día me visitaban, haríamos. Y así fue, ¡por bocazas!

Me quedo con las muchas conversaciones que mantuvimos. Años atrás solíamos hablar de esquís, del estado de la nieve en tal sitio, de nuevos materiales, de sistemas de entrenamiento, de los kms que habíamos hecho, de la planificación de la temporada… Estos temas quedaron en segundo plano, y hablamos y hablamos de mi expareja, Mattis, de cómo había sido su recuperación, de cómo llevaba la pérdida, de cómo lo habían vivido ellos y nuestros amigos… Se interesaron mucho por el Método Natural, por la vida sencilla, por la comida, el ciclo circadiano, la estacionalidad… Y mucho amor. Aún no hemos sido capaz de asimilar todo lo vivido en esos 21 días (¡ni todo lo corrido! Menudo machaque nos metimos…). Pura Vida.

Grupo 4

4 chicos y 3 chicas, a los que a penas conocía, que se interesaronn y quisieron venir al ver el anuncio en julio.  Nivel: «paleo» total.

Lo más parecido a lo que tenía planeado como «retiro paleo», y, creo, lo que la mayoría de vosotros estaría interesado en realizar. 7 días llenos de movimiento coherente y natural, recetas «paleo» (aunque ya conocéis mi simplicidad con la comida), algo de euritmia y flow…

Hicimos talleres de supervivencia aplicada, de fabricación de huaraches, técnica de correr… Algunos días dormimos en tiendas en el jardín, aunque prefirieron dormir bajo techo… 5 de ellos me pidieron que les custodiara el móvil y que no se lo dejara usar. Y cómo no, discutimos del sexo de los ángeles, de la competitividad en el deporte, proyectos políticos plausibles…

Pero bueno, el último día nos pasamos por allí el ritmo circadiano y todo lo de la supuesta paleo healthy life, y nos fuimos a las fiestas de un pueblo cercano, bailoteamos toda la noche, subimos a la Cambra d’Aze a ver cómo salía el sol e hicimos un vivac allí mismo (¡para mi sorpresa!), a dormir unas horas. Para que no se sintieran muy culpables, les conté mis noches en África con la tribu, sin a penas dormir, bailando, comiendo a más no poder… Y a quién me diga que eso no es natural, le invito a que se pase unos días con los Hadza.

Si alguno de vosotros estáis interesados en pasar unos días de retiro y «paleo convivencias», no dudéis en contactar conmigo. De momento no tengo planeado nada, pero todo es hablarlo y organizarlo, sea la zona que sea.

[Imagino que mis amigos de Soy Manada se animarían a ir a por un tercer Finde Paleo (I y II) o lo que sea…. Guiño guiño :D:D:D ]